Una llave, un mar, un puente : el impacto de la selección de libros en la formación de lectores
80 que las personas de color son sujetas a limitaciones que surgen de una forma de prejuicio generalizada pero a menudo inconsciente, lo que Peggy McIn- tosh en su ensayo de 1988, White Privilege and Male Privilege, identifica como «una mochila invi- sible e ingrávida de provisiones especiales, garan- tías, herramientas, mapas, guías, libros de códigos, pasaportes, visas, ropa, brújula, equipo de emer- gencia y cheques en blanco» a los que, a diferencia de otros, los blancos tienen acceso. Como sugiere el título de McIntosh, además, como un anciano blanco en una sociedad que sigue siendo asom- brosamente patriarcal, también poseo un privile- gio masculino evidente, y como hombre blanco pequeño burgués, obviamente, también disfruto al menos de parte del poder del privilegio de clase. Ha sido extremadamente fácil para mí no darme cuenta de lo afortunado que soy y de lo fácil que ha sido para mí hacer declaraciones tan generales sobre no aceptar la censura de libros para niños de ninguna forma. Sin embargo, después de haberme vuelto do- lorosamente consciente de mi privilegio de clase media–masculina– blanca, ahora me encuentro frente a lo que parece ser una enorme contradic- ción en mi pensamiento: Por un lado, estoy en contra de la censura; y creo que los niños deben tener acceso a la mayor cantidad de conocimiento posible del mundo.
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