Leídos en un nivel mayor de abstracción, los cambios conducentes a la modernidad constituyen procesos de centralización, diferenciación y articulación en y entre los ámbitos económico, político y cultural de esas sociedades, que al originar nuevas instituciones, organizaciones, formas de pensar y de sentir no solo rompen con el pasado, sino que también establecen una discontinuidad con este, según Giddens (1994). El resultado es una matriz socioeconómica y política con una nueva estructura de clases articuladas y diferenciadas mediante redes de interdependencia en los distintos ámbitos sociales. Podemos entender estos procesos a partir de la idea de centralización, la cual no implica una aglomeración de recursos y personas, sino de poder político y económico: se profundizan los vínculos dentro de cada país y entre estos, creándose lazos de interdependencia funcional expresados en la configuración de comunidad política y mercado nacional. Esta interdependencia da lugar a la diferenciación entre organizaciones y regiones, permitiendo una cada vez mayor división del trabajo social167. Estos procesos impulsarán el desanclaje institucional, una de las características de las sociedades modernas de acuerdo a Giddens: la modernidad posibilita y amplia las relaciones entre ausentes, situados en distintos puntos geográficos, siendo los aspectos locales penetrados en profundidad y modificados por influencias sociales a gran distancia de ellos. Muchas instituciones y organizaciones son liberadas de las particularidades de sus contextos de presencia168. En síntesis, la configuración de las sociedades modernas y de sus estructuras de clases en los países de capitalismo avanzado está en directa relación con la constitución y transformaciones de los Estados centralizados y de los mercados internos, así como con el proceso de racionalización. Pero es fundamental para el análisis sociológico considerar que esas sociedades operaban y operan como centros de sistemas intersocietarios, y que al ejercer domino político y económico sobre otras extraían y extraen beneficios que consolidaban y consolidan sus economías y que legitimaban y legitiman a sus gobiernos. El capitalismo, en su fase imperialista y en las siguientes, reforzó y transformó los lazos de interdependencia asimétricos entre países, y las relaciones que se generaron condicionaron la organización general y las estructuras de clases de las sociedades subordinadas. 96
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