se considera que el descubrimiento de América es un buen punto de partida para marcar cronológicamente el inicio de la modernidad, en tanto que este acontecimiento afecta no solo a Europa sino a diferentes naciones y da origen y/o coincide con múltiples procesos, entre ellos la configuración del sistema-mundo106, el desarrollo del capitalismo moderno, la emergencia de cosmovisiones laicas y un nuevo patrón de poder. En coincidencia con dicha posición Habermas también señala que «El descubrimiento del “Nuevo Mundo”, así como el Renacimiento y la Reforma —acontecimientos que se producen todos en torno a 1500— constituyen la divisoria entre la Edad Moderna y la Edad Media. Con estas expresiones deslinda también Hegel, en sus lecciones de filosofía de la historia, el mundo cristiano-germánico, que surgió, por su parte, de la antigüedad romana y griega»107. De otro lado, el punto referido a si la modernidad continúa vigente o no también es objeto de controversias entre los especialistas de las distintas disciplinas. Las discrepancias muchas veces se originan por los diferentes aspectos que los autores privilegian para demarcar el término de la época moderna, aunque varios de ellos suelen prestar especial atención a la dimensión cultural. El filósofo francés Lyotard108, en un informe que hizo por encargo del Ministerio de Educación de Francia sobre el estado de la educación en ese país, y que dio origen a su libro La condición postmoderna: informe sobre el saber, fue uno de los primeros en plantear que la ruptura producida entre los valores culturales grecolatinos que configuraron las cosmovisiones modernas y aquellos que emergieron después de la Segunda Guerra Mundial, adoptados por las nuevas generaciones, marca el fin de la modernidad e inaugura la época de la posmodernidad. Luego otros autores, entre los que destacan Michel Foucault y Jacques Derrida, continuaron desarrollando las consecuencias que esta ruptura implicaba para las relaciones interpersonales, la subjetividad, la ciencia y la política. Estas propuestas filosóficas y culturales se entrecruzan con otras que también buscan dar cuenta de los cambios sufridos por las sociedades contemporáneas en los campos económicos, políticos y sociales y que similarmente utilizan el prefijo «pos» («post») para dar cuenta de ellos: sociedad posindustrial, sociedad poscapitalista, sociedad posideológica. En la década del noventa del siglo pasado el debate modernidad-posmodernidad llegó a su clímax para luego dar paso a una nueva discusión que continúa aún: las características, fundamentos y 74
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