plantea que la producción, en tanto fuente de la satisfacción de las necesidades del ser humano tanto físicas como espirituales y creativas, es la base para la reproducción de los individuos y de las colectividades. Por esta razón, para comprender científicamente la situación de las personas y el funcionamiento de las sociedades es necesario analizar en primer lugar la forma que presenta la economía: cómo está organizada la fuerza de trabajo, quién detenta la propiedad de los medios de producción, cómo se realiza y legitima la apropiación del excedente producido colectivamente, qué características tiene la tecnología empleada, entre otros aspectos. En sus términos, todo estudio científico de la realidad social debe partir de las condiciones materiales de existencia de los seres humanos y, desde la comprensión de estas condiciones, se debe proceder a analizar el funcionamiento y transformación de las sociedades y las acciones, actividades y modos de entender el mundo de los diferentes grupos y clases sociales37. En El manifiesto comunista, por ejemplo, Marx y Engels (1973) señalan las principales consecuencias del desarrollo del capitalismo en Europa, especialmente en su fase industrial, en la que se consolida la presencia y características de los dos actores claves de esta etapa de la historia moderna, la burguesía y el proletariado, al tiempo que dan cuenta de cómo al variar los medios de producción cambian también las relaciones sociales y la sociedad en su conjunto. En el caso del enfoque idealista, para explicar el origen y el funcionamiento de los distintos ámbitos institucionales y de la acción individual se privilegia el mundo cultural y de las ideas existentes en la sociedad. Al respecto, algunos autores resaltan la dimensión institucionalizada de la cultura y otros su dimensión individual. Siguiendo a Alexander, «de acuerdo a esta [segunda] aproximación, la acción es motivada por algo dentro de la persona, por los sentimientos, la sensibilidad. […] La experiencia y el significado dado a la experiencia son centrales»38. El autor clave en esta perspectiva es Weber (2004), quien en la Ética protestante y el espíritu del capitalismo buscó demostrar que aunque algunos planteamientos de Marx eran adecuados, también las ideas pueden transformar a las sociedades. La modernidad, por ejemplo, implica principalmente un cambio cultural en la forma de concebir el mundo que tendrá un impacto en otros ámbitos de la vida social, como el desarrollo del capitalismo. De acuerdo a Weber es posible encontrar ejemplos de 29
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