El conflicto es entendido como una alteración de la marcha normal de la vida social y como un asunto que debe y puede evitarse. El enfoque no resulta muy útil para entender y explicar el cambio social pues, por un lado, sus categorías principales han sido construidas para dar cuenta de las continuidades más no de las rupturas de los procesos; y, por otro, sus supuestos teóricos conducen a que el analista tienda o bien a ignorar o bien a considerar el cambio como un proceso negativo para la sociedad. Representantes sobresalientes de este enfoque son Durkheim, en tanto creador del mismo, y Talcott Parsons (1988), quien a partir de los aportes del primero y de otros autores formuló, a un alto nivel de abstracción y formalización, una teoría general de la sociedad. Para Parsons las sociedades, además de constituir sistemas sociales autoregulados, orientados a mantener el orden y el equilibrio mediante los procesos de integración, diferenciación y especialización societal realizados funcionalmente por sus componentes especializados, poseen una cultura integradora que posibilita que todos sus miembros compartan valores y normas en común34. El enfoque del conflicto, en cambio, plantea que la marcha habitual de las sociedades se caracteriza por la existencia de conflictos, tanto entre los distintos grupos como entre los diversos ámbitos institucionales que las constituyen. El tema central, a diferencia del anterior, no es el del equilibrio y mantenimiento del orden, sino el análisis de los mecanismos de reproducción y transformación de los sistemas sociales en relación con las pugnas entre los distintos grupos sociales por los recursos tangibles y no tangibles35. Las sociedades funcionan, se reproducen y transforman a través de la competencia y el enfrentamiento entre grupos que ocupan distintas posiciones y poseen diferentes cuotas de poder, prestigio y recursos económicos. Los conflictos que ocurren en la sociedad impulsan o frenan los cambios necesarios para mejorar las condiciones de vida, libertad y poder de las personas, perfeccionar las organizaciones e instituciones y propiciar la ampliación del conocimiento y la tecnología. Marx, a quien se considera el creador de este enfoque, plantea que las sociedades, lejos de constituir sistemas integrados y en equilibrio, se componen de grupos sociales desiguales —a los que denomina clases sociales— que se hallan en tensión y antagonismo constante fundamentalmente por la propiedad, el uso y la distribución de los recursos económicos; sostiene que, además de las contradicciones entre clases 27
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