Frente al emergente paradigma de las ciencias naturales, las ciencias del espíritu, históricamente muy anteriores a estas, se ven obligadas a defender sus posiciones, a clarificar sus perspectivas y a fundamentar el empleo de métodos diferentes para comprender las especificidades propias del mundo de la cultura y de la interacción social. A continuación se señalan de manera sintética las principales características que estas dos tradiciones presentaban en el periodo de surgimiento de la sociología y que, desde entonces a la actualidad, han sufrido modificaciones en los distintos campos del saber. Ciencias naturales: se definían como ciencias exactas, empíricas, fundadas en leyes universales que podían ser aplicadas a cualquier tiempo y espacio. Propiciaban el uso de un lenguaje formalizado a través de su matematización y buscaban predecir con exactitud los hechos. Su objetivo central era explicar los fenómenos estudiados. Esta tradición separa al sujeto investigador del objeto de estudio y postula el objetivismo: se asume un punto fijo o una estructura objetiva23 a partir del cual sería posible explicar los fenómenos específicos. Ciencias de la cultura o del espíritu: para esta tradición la diferenciación establecida por las ciencias naturales entre el investigador y su objeto de estudio no es aplicable al estudio de los fenómenos culturales, puesto que tanto el sujeto investigado como el que investiga poseen voluntad, experiencia, motivos propios y producen e interpretan significados constantemente. Debido a las propiedades de los sujetos, expresadas en la conducta y la cultura humanas, tampoco les son aplicables los métodos de las ciencias naturales ni su énfasis en la explicación basada en leyes universales y en causalidades lineales. El estudio de la actividad humana requiere aplicar métodos de interpretación dirigidos a alcanzar su comprensión, tomando en cuenta la subjetividad del ser humano — producción de sentidos, intencionalidad, experiencia y ejercicio de voluntad— dentro de patrones culturales. En las ciencias de la cultura la producción de conocimientos no tiene como objetivo predecir matemáticamente la aparición de fenómenos sociales, sino establecer el margen de probabilidad de su ocurrencia dadas determinadas circunstancias. 20
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