Por lo dicho, ni como práctica académica ni como ejercicio profesional se puede considerar a la sociología como una técnica social orientada a intervenir instrumentalmente en el curso de los acontecimientos al margen de la voluntad de los actores sociales y de sus proyectos. 1.5 TRADICIONES DE CONOCIMIENTO SOBRE LAS QUE SE FUNDA LA SOCIOLOGÍA17: CIENCIAS NATURALES Y CIENCIAS DEL ESPÍRITU18 La sociología no inaugura el conocimiento y el análisis de lo social, tampoco la definición de ciencia ni los procedimientos y criterios de validez científicos19. Desde su fundación hasta la actualidad ha estado marcada por la competencia, diálogo y/o antagonismo sostenido con dos grandes tradiciones de conocimiento que la anteceden: la de las ciencias naturales y la de las ciencias del espíritu, cada una de las cuales define — dentro del marco científico general— sus criterios particulares de validez y los procedimientos adecuados para construir conocimiento científico sobre la naturaleza y la sociedad. Las ciencias naturales iniciaron en los siglos dieciséis y diecisiete el largo proceso histórico que condujo a la creación del paradigma científico moderno, basado en la fusión de racionalismo y experimentación. El entendimiento y la explicación de los principios motores (agencia), rectores (leyes) y relacionales (causalidad) que regían los fenómenos naturales pasaron de una visión divinizada a una mecánica: una gran máquina cuyos engranajes funcionan a la perfección y en equilibrio a lo largo del tiempo (de donde deriva en parte la idea de universalidad y atemporalidad de sus leyes). La emergencia de las ciencias naturales y su creciente importancia y legitimidad afectaron a las anteriores formas reconocidas de conocimiento20: a) el filosófico generado en la antigüedad griega, basado en la interpretación que la Iglesia católica hizo del pensamiento de - Aristóteles, iniciada por San Alberto Magno y continuada y formalizada por Santo Tomás de Aquino21; b) la alquimia, mezcla de filosofía, prácticas experimentales rudimentarias e interés de intervenir en los asuntos terrenales —conforme aumentó la legitimidad social de la ciencia, la Iglesia tomó distancia de ella y persiguió a sus practicantes, aun cuando la había tolerado buen tiempo—; c) el sentido común, cuyos pilares, además de la alquimia, eran los usos y costumbres locales y las enseñanzas eclesiales transmitidas respectivamente por la familia y por el bajo clero22. 19
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx