para mantener la integración valorativa consensual o para facilitar la dominación de unos grupos sobre otros a través de la manipulación y el engaño. 4. Autonomía: en el debate sociológico se ubica a la cultura o bien como un componente que goza de autonomía total o, por el contrario, se la entiende como derivada de las otras dimensiones sociales. 5. Las discrepancias conceptuales entre Marx y Weber, que se prolongan hasta nuestros días a través de los trabajos de distintos autores, se deben en parte al peso específico que cada uno le otorga a la cultura: para el primero, en tanto la concibe como un subproducto de la infraestructura o base económica, tiene un estatus secundario, mientras que el segundo considera que posee existencia propia e independiente de la base económica y que ambas dimensiones pueden influenciarse mutuamente. Contemporáneamente, autores marxistas y no marxistas postulan la relación dialéctica entre la base económica y la cultura, y afirman que toda actividad humana posee una dimensión significativa (Alexander, Castells, Godelier, Williams). 6. Grados de cristalización y fluidez de la cultura y de libertad o constreñimiento de los actores: en uno de los extremos la cultura es vista como una dimensión altamente objetivada, constrictiva y determinante de las actitudes y comportamientos de los agentes sociales, en tanto que en el otro se la entiende como sujeta a los significados producidos e interpretados por los individuos, privilegiando el ángulo subjetivado de la cultura. 7. El término de cultura objetivada refiere a los valores y normas, los que —según Durkheim— son coercitivos y externos a los sujetos y en las sociedades modernas, debido a la división social del trabajo, se diversifican y multiplican. Parsons, como queda dicho, se caracteriza por privilegiar el análisis de la dimensión objetivada de la cultura — valores, normas, pautas y expectativas—; Garfinkel la subjetivada, prestando especial atención a los métodos y recursos que ponen en juego los actores al interactuar entre sí; mientras que Mead, Elias y Berger y Luckman consideran indispensables ambas dimensiones. 8. Integración o conflicto: por un lado la cultura es considerada como el ámbito de integración social por excelencia, mientras que por otro se la concibe como un campo de lucha simbólica. Así, en la perspectiva de Parsons, la cultura presenta un carácter unitario y homogeneizador, 150
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