Teoría sociológica

sanciones positivas o negativas, pues cada una de ellas define, de acuerdo a sus fines y ámbitos de actividad, cuáles son los comportamientos adecuados. Aún cuando se mantiene la disputa acerca de cuál es el factor fundamental —si los motivos de los individuos o los constreñimientos de la estructura social—, los enfoques sociológicos muestran y reconocen que la distinta configuración de las sociedades y las diferentes posiciones que se ocupen en ellas inciden y están relacionadas con las diversas costumbres, valores, fines y medios que orientan sus acciones, así como con sus oportunidades de realización personal y estilos de vida. En las sociedades tradicionales las fuentes principales de orientación son la religión, la magia, los usos, las costumbres y las tradiciones familiares. Las actividades cotidianas se desarrollan dentro de los espacios locales, y los vínculos sociales, que presentan una densa interacción, se desarrollan al interior de los grupos de pertenencia, con escasa relaciones extra grupales. En la sociedad moderna, como parte del proceso de individuación198, los intereses se tornan más personales y, al contrario de lo que ocurre en la tradicional, existe una fuerte interdependencia funcional entre grupos y sociedades pero disminuye la fortaleza y densidad de los lazos interpersonales. Las personas se separan de sus raíces locales y familiares y se ven enfrentadas a tomar decisiones más en respuesta a lo que el medio social les exige y menos en función de la tradición, los usos y las costumbres: su posición social y las demandas que deben atender dependen crecientemente de la división del trabajo social y cada vez menos de sus entornos más próximos. En ambos tipos de sociedades las personas tienen intereses individuales. La diferencia está en que en las modernas no solo prima el interés particular y la racionalidad instrumental —utilizar los medios más adecuados para alcanzar los fines que se buscan en el menor tiempo y con el menor costo posible— como guía de la acción, sino que los sujetos tienen que modelar su carácter para actuar adecuadamente en un mundo que además de diferenciado se encuentra profusamente articulado. Esto exige desarrollar y ejercer una cuidadosa metodización de la conducta, lo que implica autocontrol de los afectos y las emociones, además de responsabilizarse por sus acciones y por sus consecuencias y, por tanto, aprender a prever los resultados de sus actos. En las sociedades modernas alcanzar los propios intereses supone aprender a postergar su satisfacción 128

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