individuos hacia el individuo y de las actitudes de los unos hacia los otros, en los actos sociales específicos en que aquél participa con ellos». En la segunda, aproximadamente a partir de los siete años, sin embargo, «esta persona está constituida no solo por una organización de las actitudes de esos individuos particulares, sino también por una organización de las actitudes sociales del otro generalizado, o grupo social como un todo, al cual pertenece»189; es decir, la persona reacciona organizadamente como parte de un grupo y guía su conducta por los valores y normas de este. El tercer aspecto que Mead plantea es el referido a la relación personasociedad. La persona está constituida por lo que él llama el yo y el mí; estos dos elementos en la propuesta de Mead pueden ser leídos tanto como grados distintos de conciencia que tienen los individuos al realizar sus actividades o como aspectos interrelacionados y diferenciados en su matriz interna. Para Mead el yo es la parte constitutiva más propia e independiente de la persona, la que da cabida y expresa sus iniciativas y peculiaridades distintivas; mientras el mí es el resultado de la internalización de los valores y normas de los distintos grupos a los que pertenece el individuo, los cuales regulan o sirven como referente a la conducta: «el yo es la reacción del organismo a las actitudes de los otros; el mí es la serie de actitudes organizadas de los otros que adopta uno mismo»190. La persona está inextricablemente constituida por esos dos aspectos; en esta propuesta, el individuo adquiere su autonomía y su libertad en vínculos con otros, y a la vez la sociedad, mediante diversos otros generalizados, está presente en dicha configuración. Vistos como momentos el yo es siempre la reacción inmediata, no consciente e incluso inesperada de la persona, y el mí es la reflexión posterior que suscita la reacción primera del yo, medida habitualmente por parámetros del otro generalizado. Finalmente, en esta relación Mead enfatiza que la estructura interna de la persona expresa el grado de complejidad de la estructura social a la que pertenece, y señala que debido a los distintos campos de actividad y de vínculos que mantiene la persona en diferentes momentos y a lo largo de su vida, esta ofrece aspectos específicos en función de las características de esas actividades, por lo que concluye que la persona total está constituida por múltiples personas. De este modo, la socialización es el proceso de configuración de la persona mediante la interacción, la comunicación y la experiencia social, proceso que implica el desarrollo de una estructura interna que posibilita la 119
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