el lenguaje, las actividades, el juego, el deporte, la cooperación y el antagonismo. En la propuesta de Mead interesa destacar tres aspectos: a) ser persona consiste en desarrollar una estructura interna que posibilite tener conciencia de sí —verse a sí mismo como un objeto— y reaccionar organizadamente en su medio; b) el carácter procesual de la configuración de la persona; y c) la interacción dinámica entre la estructuración de la persona y la mayor o menor complejidad de la estructura social a la que pertenece. Con respecto al primer aspecto, Mead señala que el ser humano —dado que su organismo biológico no le brinda los medios adecuados—, para reaccionar organizadamente, requiere de un amplio proceso de interacción sociocultural que le permita configurar una estructura interna, a la cual denomina persona. Papel fundamental juegan en este asunto el aprendizaje del lenguaje: la capacidad de entender y producir significados empleando sistemas simbólicos; la interacción permanente con los padres, con sus pares y con otros; la realización de diversas actividades, entre ellas el juego y los deportes, con el consiguiente aprendizaje de su significado y de los modos de ejecutarlas; dicho en otros términos, el aprendizaje de roles y sus dimensiones de participación, cooperación y responsabilidad. Para mostrar los diferentes niveles de progreso en el desarrollo de la persona Mead utiliza el ejemplo de las distintas etapas por las que atraviesa el niño con respecto al juego: al inicio el niño pequeño suele jugar solo y, aunque esté acompañado por otros, sigue sus propios impulsos; más adelante participa en juegos que implican el respeto de reglas comunes y que exigen una mejor organización de sus reacciones; posteriormente, cuando emerge la persona —es decir, cuando es consciente de sí mismo—, el niño es capaz de participar en actividades lúdicas que requieren mayores niveles de coordinación social para alcanzar metas comunes; el deporte es el ejemplo dado por Mead en tanto implica formar parte de un equipo, desarrollar espíritu de cooperación, manejar y aceptar reglas, planificar actividades, habilidad para prever y adelantarse a las reacciones de los otros y un sentimiento de pertenencia grupal, todo lo cual supone la emergencia de un otro generalizado que señala los valores y normas que guían la conducta. Mead distingue en el proceso de constitución de la persona dos grandes etapas. Durante la primera «la persona individual está constituida simplemente por una organización de las actitudes particulares de otros 118
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