Como resultado de este y los procesos estudiados en el capítulo II, se produce una redefinición cultural de las etapas del ciclo vital y se distinguen con mayor nitidez la infancia, adolescencia, adultez y ancianidad en las ciudades y centros poblados urbanos de los países de capitalismo originario, redefiniciones que influyen en las ciudades de los países dependientes, pero en los cuales no se había producido ni la transformación productiva ni la transición demográfica. Estas etapas se mantuvieron vigentes durante la modernidad intermedia, que para varios autores llega hasta fines de los años cincuenta del siglo pasado. En la actualidad, especialmente a partir de la década de los años setenta con la intensificación de los cambios en todos los órdenes de la vida y en las relaciones entre personas, grupos y sociedades, las etapas del ciclo vital que se distinguían hace solo tres o cuatro décadas en los medios urbanos se han vuelto a modificar. En la nomenclatura oficial de las Naciones Unidas aparecen ahora nuevas categorías que implican también el reconocimiento y la asignación social de deberes y derechos en función de los cambios estructurales ocurridos y de la prolongación de la esperanza de vida. Conjuntamente con estas transformaciones se han producido modificaciones en los ámbitos políticos y culturales impulsadas por movimientos sociales en las que juegan papel relevante los movimientos feministas, que han contribuido a redefinir los roles de género en pro de un mayor ámbito de libertad y realización personal y social para mujeres y hombres. El matrimonio ha dejado de ser un estado «obligatorio» para ser considerado un adulto normal; se ha distanciado la edad de hombres y mujeres para casarse o vivir en parejas; la permanencia en el hogar paterno se ha prolongado; la maternidad o paternidad adquiere un carácter de decisión personal; terminar una carrera, adquirir experiencia profesional y proseguir estudios de posgrado antes de casarse o comprometerse es una norma ideal para hombres y mujeres urbanos de clase media en la mayoría de las ciudades, sean o no del llamado Primer Mundo, en función de la estandarización de criterios y contenidos de las etapas del ciclo vital183. Todos estos cambios suponen aprendizajes y ajustes constantes en las propias concepciones del mundo como en el cumplimiento y manejo de roles. Sennet (2000), por ejemplo, relata los conflictos de valores y las tensiones surgidas en la crianza de los hijos, en el entorno laboral y en el fuero interno que sufre un empresario estadounidense hijo de inmigrantes italianos para poder funcionar en el actual ambiente cambiante y 115
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