Teoría sociológica

existe una interdependencia entre ambos aspectos que genera lo que él llama el proceso de autopoiésis —autocreación— característica única de los seres humanos. Desde el lado de la psicología, sobre todo en el campo de la psicología del desarrollo, se sostiene la importancia de los vínculos afectivos y del entorno cultural para alcanzar un desarrollo equilibrado de la personalidad, y se estudia la interacción entre composición, funcionamiento y desarrollo del cerebro y estos factores. Desde la perspectiva sociológica, aunque también se presentan discrepancias, es posible afirmar que existe acuerdo sobre la especial importancia de los factores socioculturales y de los vínculos afectivos para la constitución de la persona, sin negar los factores biológicos y hereditarios. En la entrada sociológica el énfasis de la discusión más que en la relación cerebro-sociedad está puesto en el papel que juegan o no los instintos y la cultura en el desarrollo de nuestra personalidad, en la configuración de nuestra subjetividad y en la orientación y realización de nuestra conducta. Fueron Berger y Luckman (1968), a fines de la década de los años sesenta, con base en los planteamientos de los clásicos, de sociólogos posteriores y de estudios provenientes de la psicología y la filosofía, especialmente de orientación fenomenológica, quienes de manera sintética mostraron la estrecha relación que existe entre el proceso de socialización y el entorno sociocultural y el escaso peso que tienen los instintos en el proceso de constitución de la persona social. Estos autores remarcan que los instintos se encuentran infradesarrollados en los seres humanos, motivo por el cual, al no estar determinados por estos, son seres abiertos al mundo —no están fijados a un entorno natural específico ni a un tipo de conducta particular—; poseen una gran plasticidad para adoptar modos de conducta y comportamiento, pero requieren de un entorno cultural e institucional que les dé forma, les señale los modos adecuados de interacción y les brinde una base que les garantice una relativa estabilidad. En concordancia con lo anterior, las respuestas culturales a las necesidades biopsicosociales de los individuos y a los desafíos del entorno natural son muy variadas y cambian a lo largo del tiempo174. Poseedores de un aparato psicobiológico particular, no predeterminado por respuestas genéticamente heredadas pero sí dotado de capacidades propias, los seres humanos no solo tienen la cualidad de aprender sino la necesidad de hacerlo para poder existir como tales. Para los autores citados no existe una naturaleza humana, si por esta 109

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