Rutsi, El Pequeño Alucinado

--B{1scala tú si lo deseas, pero yo no te acompaño. Prefiero quedarme con los hombres de mi tribu. Y se ofreció a hacerle una pequeña embarcación, en que Rutsí pudiera navegar. Cortó una rama de água- no y est~vo trabajando todo el día. Entre tan to, Ru tsí quiso despedirse de su Padre Río. Llamó tan1bién a los geniecillos de la selva, pero no los pudo ver. Oyó solan1en te sus voces y as í supo que lo acon1pañarían duran te su viaje. Tan'\bi én oyó la vü'z grave del Padre Río que le decía: - No te fíes de los hombres, mi pequeño Rutsí. No creas den1asiado en sus palabras. Y recuerda que sólo volverás a nosotros cuando ese cuerpo que te he- mos dado haya perecido. Ahora, aquí tienes 111i regalo. Ante los ojos del ason1 brado Ru tsí apareció un arco, con tres flechas de plata. r~ el Padre Río añadió: -Guárdalo_ que te puede servir. Y al caer la tarde, estuvo lis ta la pequeña canoa coh un solo remo, donde Uriangari había puesto unas cuan tas provisiones para el viaje. Le enseñó a manejar- la y se despidió de él, deseándole buena suerte en la , traves1a. y así fue co1no nuestro pequeño salió de la selva, para encontrar al ho1nbre y" a la civilización ....

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