Rutsi, El Pequeño Alucinado
be pton to, se desat6 una furiosa tempestad; 1a lluvia caía como un diluvio. El huracán arrancaba de cuajo árboles enteros. Ruts( completamente mojado y res balando a cada instan te, corría por la flores ta. Así pasó toda la noche y al amanecer escuchó muy ~er cano el n1lirmullo del río. Cuando llegó a la orilla vió con júbilo que frente a él, sobre una barbacoa, o arma- zón de troncos, se levan taba la cabaña del jefe indio, techada con hojas de camona. En la puerta se hallaba sentado Uriangari. Ru tsí lo saludó, pero el muchacho miraba distraída1nen te hacia el río. Poniendo sus manos a guisa de corneta, Rutsí le gritó aún más de cerca: · - ¡Uriangari! ¡Uriangari! El aludido se sorprendió al verle. -¿Quién eres ? - le preguntó. -Soy tu a1nigo . ¿Dónde está tu hermanita, la pequeña Shambi? ... . Se entristeció la cara del 1nuchacho salvaje y re- puso: -Shambi ya no está aquí. Y luego le contó, cómo su padre había n1uerto en un combate con los hombres blancos, y éstos se habían ]]evado consigo a la pequeña Shambi, según decían para que trabajara en los cafetales. -¿Y hacia dónde fueron? - preguntó Rutsí muy afligido. -Los vi alejarse re1non tanda el río -dijo el mu- chacho. Y luego añadió: 19
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