Recuerdos De Un Bibliotecario Peruano

110 JORGE BASADRE nematográficas, conferencias, charlas y debates de carácter constructivo y otras expresiones de vitalidad espiritual y cí– vica dentro del ambiente cordial que la biblioteca debe gene– rar". 80. Ir creando en el pueblo, por medio de la biblioteca, la conciencia que proviene de la cultura, la comprensión y la so– lidaridad patriótica, moral y humana". Después de que me retiré del Ministerio en octubre de 1958, empezaron dentro de éste las hostilidades contra la Bi– blioteca del Callao. Su presupuesto fue recortado, quedó sin los medios para incrementar sus fondos bibliográficos y hubo el peligro de que no fueran abonados los haberes del perso– nal técnico. En tan difíciles circunstancias, aproveché la llega– da a Lima del profesor J ohn P. Harrison, entonces al servicio de la Fundación Rockefeller, para pedirle que visitara esa Bi– blioteca y que luego gestionase la ayuda de dicha entidad. El profe:-;or Harrison examinó personalmente este asunto con mucho cuidado. Sólo después de sus comprobaciones riguro– sas tuvo la más decidida actitud de ayuda y logró un donativo bajo la condición de que las empresas industriales y comer• ciales del Callao suministrasen un aporte similar. Esto últi– mo se consiguió gracias a la entusiasta colaboración de la Asociaci0n Amigos de la Biblioteca Municipal del Callao, for– mdda y estimulada por Antonieta. Hay una circunstancia que demuestra el alto sentido de la actitud de la Fundación Rockefeller: ella tiene como nor– ma no dar asistencia a entidades de carácter local o munici– pal. Dicha regla fue rota porque consideró que el del Callao era un caso singular en América del Sur. Quise establecer también otra biblioteca-piloto en un lu– gar de frontera y escogí la ciudad de Tacna. Por un acuerdo que logré con la Junta Departamental de Irrigación Y Obras Públicas, ella dio, a partir del 27 de mayo de 1958, los fondos para la construcción del respectivo local.

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