De modo que el tiempo es parte de la cultura, sirve para que las personas se comuniquen y su vocabulario es diferente según las diversas partes del mundo. Lo que hay que mantener presente es que en cada país el tiempo tiene diferentes significados, y que las negociaciones deben plantearse teniendo en cuenta esta forma de entenderlo, el equipo o persona con la que estamos negociando e, incluso, el asunto que está en la mesa de negociaciones. El tiempo y la edad nos hace percibir de manera diferente la vida; no en vano existen límites de edad para determinados niveles de administración de justicia. Los vocales supremos en la administración de justicia de cualquier país culturalmente evolucionado tienen siempre más de 45 o 50 años, y en algunos se exige un mínimo de sesenta años. Incluso para el cargo de Jefe de Estado o de Presidente de la República se exige un mínimo de edad, pues ello los hace proyectar en el tiempo los destinos de su país. Tal vez ello explique por qué algunos presidentes latinoamericanos con menos de cuarenta años han terminado sus mandatos a fines del decenio de 1980 bajo nubarrones de inmoralidad, fracaso, derrota y populismo a ultranza, y han llevado a sus países a estados de bancarrota y anarquía social. La vehemencia y la ansiedad residen más en los jóvenes o personas menores de treinta años que en los mayores de cincuenta. La previsión, seguridad y sentido del ahorro son más propios de aquellos que tienen cincuenta años que de un joven de veinte que siente que el futuro le pertenece y que tiene un largo período por delante lleno de esperanzas y realizaciones. Hay que conocer el sentido del tiempo que tienen los otros negociadores, ya que ello puede —si no se respeta— ser fuente de controversias. Hay que entender lo que las otras partes esperan respecto del sentido del tiempo y saber qué transgresiones les molestan u ofenden. 1.6. El espacio Todas las personas establecen un espacio físico entre ellas y los demás, en razón de su protección o seguridad, así como de prestigio o del tipo de mensaje que se transmite. Ese margen físico que rodea a cada individuo, varía según la cultura, así como el motivo del asunto que se está negociando. Su desconocimiento puede entorpecer el proceso negociador, ya que su trasgresión puede ser percibida como una ofensa. En la negociación entre individuos, con frecuencia varía la distancia interpersonal según las circunstancias y la cultura. En los Estados Unidos 49
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