creado toda una corriente, llamada del resurgimiento del espíritu céltico o galés, que no solo ha promocionado su cultura sino que ha creado nuevos generadores de servicios comerciales y turísticos, así como los mayores cimientos de inversión extranjera volcada hacia las exportaciones. Así como lo demuestran las mayores expresiones de la literatura universal, lo local, nacional y particular son siempre la muestra de una universalidad que el mundo abraza, respetando a quienes lo han creado y divulgado. La cultura crea sentimientos diferentes en torno al tipo de organización en la que el individuo puede laborar y a la posición que puede ocupar en ella. En algunos países de América Latina, sobre todo en aquellos en los que no se han hecho ensayos sobre reforma agraria, la aristocracia tradicional descansa sobre la propiedad rural. Las familias que poseen latifundios no suelen vivir en sus haciendas: viven más bien en las grandes ciudades. La extensión de sus tierras mantiene una relación inversa con su productividad, pues no tienen incentivos para tecnificar la producción o mejorar sus cultivos. De ahí que la mayoría de tales empresas resulten ineficientes respecto de sus similares de Estados Unidos de América o Canadá. Esa actitud marca un particular estilo de negociación que se extiende cuando salen a operar a los mercados externos o cuando dichas empresas se industrializan y comienzan a comercializar con otras realidades. El crecimiento económico y el bienestar de los pueblos dependen de las actitudes hacia el trabajo, la riqueza, la tenencia de la tierra, la invención, el trato a los extranjeros y aun el sentimiento grupal o nacionalismo. La cultura crea un medio especial en los mercados y en sus agentes. Las sociedades difieren ampliamente entre sí en cuanto al grado en que sus miembros buscan y aprovechan las oportunidades económicas. Existen diferencias entre países y entre los diversos grupos de un mismo país. Estas diferencias obedecen a tres causas distintas, a saber: diferencias en la valuación de los bienes materiales con relación al esfuerzo que se requiere para obtenerlos; diferencias en las oportunidades de que se dispone, y diferencias en el grado en que las instituciones o los gremios influyen en la consecución de dichos bienes (Lewis, 1964, p. 24). Todos los países han labrado e integrado en su subconsciente muchos modelos de comportamiento que dan por sentados en los demás, de tal manera que cuando alguien se comporta de forma diferente causa una impresión extraña, y a veces divertida, en quien está iniciando una negociación comercial. 37
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