los países en otros aspectos no negociados expresamente. El ALCA y los acuerdos previos de un TLC son totalmente dispares, pues las multinacionales estadounidenses acumulan activos latinoamericanos y determinan el flujo en una sola dirección de beneficios (ganancias, intereses, royalties) del sur hacia el norte. Al establecer preferencias comerciales dentro del bloque comercial, el ALCA posterga a la Unión Europea, Japón, China y a otros socios comerciales no hemisféricos y aumenta las posiciones comerciales monopolistas de la potencia hegemónica dentro del hemisferio, lo que disminuye la capacidad de los países latinoamericanos de conseguir mejores precios, tanto en las ventas como en las compras. En una palabra, el ALCA disminuye la competencia en el mercado mundial. Frente al incremento de los flujos en el comercio interregional — especialmente en el ámbito del MERCOSUR—, el ALCA favorecería las exportaciones directas de EE.UU. a través de subsidiarias en los mercados subregionales. Esto aumentará el superávit comercial de EE.UU. y afectará a los proveedores secundarios de propiedad local de las compañías estadounidenses. Estados Unidos tiene su esquema de negociación inclinado hacia el subgrupo de acceso a mercados y a los temas de agricultura, servicios y laboral, en los cuales busca arancel cero para productos químicos, pesqueros, forestales, juguetes, electrónicos y otros. Esto muestra un obstáculo a la integración subregional, pues si en tales líneas de productos se va a llegar inmediatamente a un arancel cero no quedaría nada para compensar los esfuerzos de integración latinoamericana en dichos productos. Así, ese condicionante cuantitativo crea una limitación adicional al proceso de integración regional o subregional. 6.2.4. Falta de habilidad negociadora Ningún país latinoamericano tiene una escuela de negociadores comerciales precisamente porque su presencia en el comercio mundial es insignificante; pero lo que es más sorprendente es que los únicos cuadros con más o menos experiencia en negociaciones generales como son los diplomáticos de carrera y las Cancillerías, ocupan un modesto segundo lugar en la conducción de estas negociaciones, pues el plan inicial de este proceso, ha determinado que sean los viceministros de Comercio los conductores y jefes de los grupos de negociación. Más curioso es si vemos que dichos funcionarios son los mismos que han permanecido en sus 239
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