Negociaciones comerciales internacionales

la absoluta desigualdad de poderes lleva a concluir que la negociación no solo será estéril y no tendrá aportes significativos, sino que no redundará en acuerdos productivos, pues las partes se sentarán en desigualdad de condiciones de todo tipo. El hegemón se preparó con todos los medios que le da su inmensa superioridad académica y tecnológica para mantener su papel dominante en la economía mundial que le permita disponer de los recursos naturales y de un gran mercado para sus productos. Entre los rasgos de esta estrategia, merece destacarse la creación de un reordanamiento jurídico que confiere a las empresas transnacionales una calidad de sujeto protagónico del derecho internacional. En este sentido, los acuerdos comerciales se erigen en un instrumento ideal de subordinación hegemónica como parte del proceso de liberalización (Regueiro Bello, 2008, p. 16). Todo el poder está concentrado en una parte y solo resta a la otra actuar buscando los vacíos en el plan negociador de la otra parte o intentando identificar los flancos para ubicarse, potenciando sus fortalezas antes que el enfrentamiento. Ello deberá influir en la estrategia negociadora de los países latinoamericanos, si se desea tener acuerdos provechosos y sostenibles en un horizonte dado de tiempo. Ello fue reconocido en la IV Cumbre de las Américas, celebrada en noviembre del 2005 (Mar del Plata), cuando Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, señalaron conjuntamente que «todavía no están dadas las condiciones necesarias para lograr un acuerdo de libre comercio equilibrado y equitativo». Evidentemente es una negociación en la cual los países latinoamericanos no pueden —ni deben— enfrentarse a la otra parte por dos grandes razones: la primera, justamente por esa abismal asimetría de poderes, y la segunda, porque todo acuerdo comercial es saludable, pues abre canales de comercialización e impulsa a las fuerzas productivas nacionales a crear e imaginar nuevas mercancías, reducir costos, potenciar sus recursos naturales y ofrecer fuentes de trabajo a los millones de habitantes que año a año incrementan su masa laboral. Hay que apreciar, entonces, cuáles son los flancos más apetecibles y convenientes ante los ojos e intereses de la oferta exportable de los países latinoamericanos, para diseñar una estrategia de negociación económica o comercial que permita que sus principales objetivos sean reconocidos por 232

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx