dentro de la estructura orgánica en lo que respecta a las negociaciones bilaterales y multilaterales. El comercio exterior exige dos acciones: la coordinación y la estandarización. La primera abarca aspectos de negociación y de gestión empresarial, y la segunda la adecuación del producto al consumidor final. El crecimiento del aparato estatal en algunos países del MERCOSUR — principalmente Argentina y Brasil— ha determinado una multiplicación de instituciones involucradas con el comercio exterior, originando que los funcionarios no actúen con confianza, que los esfuerzos se dupliquen y, con frecuencia, que los acuerdos no se cumplan. El comportamiento errático del sector público crea un ambiente poco propicio para seguir avanzando en un proceso de integración y una falta de profesionalismo para ver las cosas. Todo esto dificulta las negociaciones y la ejecución de los acuerdos. En el sector gremial también existe la duplicidad de objetivos y funciones. A menudo, las asociaciones de industriales, las gremiales de exportadores, y aun las cámaras de comercio, exponen planteamientos y hacen gestiones similares —y en algunos casos contradictorias—, propiciando confusión de criterios y falta de seriedad de las instituciones privadas involucradas, lo que origina el desperdicio de recursos y la falta de aprecio por sus planteamientos. Incluso en el campo de la capacitación a sus asociados, las entidades gremiales realizan acciones y cursos paralelos, lo que no se presenta como una saludable competencia y perfeccionamiento en los servicios que ofrece, sino en un deterioro del producto que ofrecen. Una sana actitud consiste en instituir una política de coordinación de intereses comunes, pasando primero por una armonización de políticas y objetivos del sector privado. Una vez definidos, estos se coordinarán con el sector público según las políticas nacionales de comercio exterior. En el establecimiento de estas líneas de entendimiento deberá estar presente la universidad en su más amplio sentido, así como las entidades responsables de la infraestructura de comercialización internacional (véase el cuadro 3). La presencia de las universidades es importante porque suelen tener una visión ecléctica y no comprometida sectorialmente, como las asociaciones profesionales y las consultoras que obedecen a intereses de sector y, a menudo, de empresas transnacionales externas a la región o de gremios importadores. 194
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