desaliento fomentado por los Estados Unidos de América a través de los acuerdos bilaterales en lugar de la negociación a través de bloques, recomendables por el tamaño de la economía hegemónica. También por el lado de América Latina ha faltado visión de futuro y confianza entre los propios países, pues la propuesta de una «integración acelerada» propiciada por Colombia, Chile y Venezuela fue postergada por el bloque de Argentina, Brasil y México, que tenían una industria básica y buscaban consolidar su infraestructura empresarial, por lo cual temían que un libre intercambio con los otros países miembros los afectara. Tiempo más tarde, estos mismos países buscaron otros grupos pequeños de integración, como el MERCOSUR para Argentina y Brasil, en tanto que México se unió a Estados Unidos de América y Canadá dentro del NAFTA. Es posible que en el corto plazo ALADI ya no tenga la fuerza ni la presencia de los años anteriores —de los sesenta, por ejemplo—, pues las negociaciones están fuera de ella, lo cual no deja de ser lamentable por la experiencia y técnicos de que dispone. Aun cuando ALADI se encuentra atravesando su peor momento — principalmente por falta de un interés político de sus propios socios, quienes están formando otros foros de entendimiento como el Grupo de Río, el Grupo de Contadora o el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, presionado por los Estados Unidos de América—, no deja de ser un organismo que prestó un importante apoyo a la región en su período auroral y sus mecanismos de negociación siguen siendo válidos, pues, en el caso específico de los acuerdos de alcance parcial, han permitido establecer relaciones comerciales provechosas y en algunos casos todavía están vigentes. Han sido precisamente las políticas de apertura externa las que han incentivado el incremento de los flujos comerciales intrazonales. En efecto, las exportaciones intrarregionales representan una porción cada vez más importante de las ventas globales de la Asociación. Mientras que en 1991 representaban 12%, su participación se elevó en los años siguientes hasta alcanzar casi 17% en 2001, con un incremento del comercio intrarregional que, según las últimas estimaciones, fue del orden de 22% con respecto a 1994; es decir, aumentó casi 35 mil millones de dólares. La participación creciente de las ventas intrarregionales respecto de las globales en su conjunto es una tendencia que se percibe en casi todos los 174
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