La presión de ciertos lobbies bien organizados, frente a la vulnerabilidad de numerosos gobiernos. Hasta la fecha, el GATT permite restablecer restricciones cuantitativas a la importación o elevar tarifas aduaneras consolidadas, si estas medidas se toman en aplicación de la cláusula de salvaguardia prevista por el Acuerdo General (artículo XIX). Esta cláusula permite que cualquier país miembro suspenda temporalmente sus compromisos o concesiones cuando los productores nacionales de una mercancía sufren o están amenazados por perjuicio grave, debido al incremento en las importaciones de productos competitivos con su industria nacional. Sin embargo, las condiciones bajo las cuales esta cláusula puede ser invocada suscitan fuertes críticas por razones diametralmente opuestas. Así, del lado de los defensores de la protección, se le reprocha debido a que exige: Que la suspensión de compromisos o concesiones se aplique sin discriminación a todas las partes contratantes, estén o no en el origen del perjuicio. Que las compensaciones en favor de otros productos sean negociadas con las partes contratantes que se estime afectadas, con el fin de restablecer el equilibrio de las ventajas mutuas. Por su parte, los partidarios de una limitación de las medidas de protección critican la facilidad con que la cláusula de salvaguardia puede ser invocada porque: La decisión pertenece al país que desea invocarla y no implica ninguna autorización previa. Ningún límite de duración es fijado para la suspensión de las obligaciones. No se ha previsto ningún mecanismo para obligar al país que la invoca a tomar medidas de ajuste estructural en el sector industrial afectado. Ninguna vigilancia colectiva permite hacer pesar la presión internacional en favor de la extinción de medidas de salvaguardia. 160
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