En cuanto a lo que Sierralta Ríos denomina «Cultura y Negociación» (cap. II), ello no ha de separarse de los llamados «Sujetos de la Negociación», en tanto que ella es actividad humana, más allá de las estructuras de apoyo e institucionales en que se sustente. Sobre lo anterior: delegados, sujetos privados, negociadores, empresas, grupos de intereses, mandatarios políticos, etc., todos ellos, individuales o colectivos, participan de una «cultura de negociación» que el autor releva. Empero, agrego, las «historias» (o como le llama el autor, «el referencial histórico»), pueden ser y efectivamente lo son, diversas. Y esto es también parte de la cuestión, no susceptible de ser resuelta con base, exclusivamente, en técnicas de negociación desde que cada negociador es un «ser entero», no fraccionable. En publicación de gran prestigio como lo es la revista de la Academia Diplomática del Perú se han enunciado las llamadas «habilidades funcionales» del diplomático y entre ellas figura la «habilidad para entender otras culturas» (cross cultural skills) (N.° 78, octubre-diciembre, 2004, p. 53, en trabajo titulado «Reflexiones sobre el perfil del diplomático peruano contemporáneo» de Librado Orozco Zapata y Hugo Pereyra Plasencia). El autor ilustra con menciones precisas de situaciones concretas de cursos para abogados, economistas, diplomáticos y administradores de empresas (ej.: Brasilia, Maestría de Relaciones Internacionales), como parte del esfuerzo latinoamericano por hacer avances en la materia como lo patentizan ejercicios similares en México, Perú, Argentina y Chile, así como organizaciones internacionales como OEA u otras, que Sierralta Ríos evoca. Al reconocer el valor elevado de estos emprendimientos le atribuimos al libro el específico significado de llamar la atención sobre la impostergable necesidad de «formar negociadores», casi como un nuevo producto, más o menos académico, más o menos empírico, pero en cualquier caso imprescindible. Y, en todo caso, todo ello está íntimamente unido a la facilitación de la respuesta al aserto del autor cuando expresa: «Las sociedades difieren ampliamente entre sí en cuanto al grado en que sus miembros buscan y aprovechan las oportunidades económicas». Si hablamos de oportunidades y su visualización, acaso pasen por aquí algunas de las falencias e inmadurez de posturas negociadoras no 10
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