Literatura, imaginación y silencio
17 ma), el encuentro cercano con lo leído y escuchado que se activa en cada lectora o lector podría multiplicarse hacia un plural, una confluencia de espacios próximos: como una constelación intersubjetiva de incertidumbres y certezas que se pueden encender en situaciones de lec- tura. Incluso cuando se trata de una lectora o lector en un encuentro a solas con un texto existe siempre, tanto en estado de latencia como de concreción, la posibilidad de un pasaje hacia un mundo que no se encierra en sí mismo, sino que tiende lazos con los mundos de otros lectores y lectoras y de otros textos. Es en la relación cercana y cómplice con las tramas de palabras, imágenes y silencios de los textos donde los lectores y lectoras podemos sentirnos convocados como protagonistas de la construcción de significados. Por eso comencé este texto con un poema que tiene que ver con lo secreto, lo que enciende la chispa de que- rer saber, lo que retacea la información para dar lugar al deseo de buscarla. Pienso en el secreto que habita en la literatura y en los actos de lectura literaria como aquello en la textuali- dad que no se deja capturar, pero a la vez incita a activar sentidos, suscita interrogantes y respuestas provisorias. Cuando se encuentran textos que hacen vibrar el deseo de la actividad interpretativa a partir del balance, tanto entre lo que dicen y lo que ocultan como en los modos
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