La música de las bibliotecas: política y poética de un espacio público, hoy
180 muchos o todos ellos fueron también fracasos: un ciclo de matemáticas al que asistían desde luego adolescen- tes empujados por sus maestros, pero también mujeres de la llamada tercera edad. Los matemáticos que acu- dieron a dar sus charlas en su vida habían imaginado que podían compartir los temas que les apasionaban a un público tan diverso. Para ellos, asistir era una suerte de trabajo social no remunerado (pues a los matemáti- cos, que se supone que viven abstraídos, les importa el mundo y los otros, como a nosotros). ¿Por qué mujeres de más de 60 años podían acudir a una biblioteca pública situada a más de una hora de su casa para escuchar una charla sobre el concepto de cero? No lo sé. Pero recuerdo con claridad que varios de los ponentes me confesaron que para ellos preparar una charla para nuestro ciclo era un desafío mucho mayor que preparar una conferencia para un congreso, en el que sabían que encontrarían a colegas ya interesados. Poder hacer una exposición clara de un tema que te apasiona y despertar interés es un gran desafío. Y fue un desafío acercar a la biblioteca a los sordos que, en mi país y en muchos otros, están aún más excluidos
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