La música de las bibliotecas: política y poética de un espacio público, hoy
177 La primera gran actividad fue organizar el «Día del Niño en la Vasconcelos. Un regalo íntimo y comparti- do en el espacio público». En lugar de insistir en traer cuentacuentos a narrar historias para niños, invitamos a científicos, artistas, historiadores, deportistas y todo tipo de personas que pudieran compartir algo intere- sante de sus vidas (recuerdo haber invitado a un hombre que se había tatuado el calendario azteca en su cabeza, a que hablara de eso) para que compartieran con niños algo que les interesara a ellos, que los había marcado. No a que impartieran una conferencia o una clase. A que despertaran su curiosidad. ¿Quién dijo que a los niños solo les gustan los cuentos? La propuesta era que fuesen solo veinte minutos, para que fuese solo una picadita. Algo que inquietara, que sembrara dudas, que posibilitara ensoñaciones. Que hiciera ver que la biblioteca despierta preguntas y curiosidad, no solo que las responde. Movilizamos dife- rentes libros de la colección para niños para sacarlos de su lugar acotado. No muchos niños los ojearon, algunos los compartieron con sus padres. Algunos padres por fin se dieron cuenta de que el universo de los libros para niños era mucho más amplio que lo imaginado... En mi experiencia, a los niños se les puede interesar en todo: desde química, biología e ingeniería a etnolo- gía. Al cerrar el día, rompimos una piñata. Muchos ni-
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