La música de las bibliotecas: política y poética de un espacio público, hoy

150 Aún decimos que sale el sol. Vivimos y nos comportamos muy lejos. La manera en la que Auguste Rodin concibió al acto de pensar es ejemplar de esa pretendida singularidad que desde hace décadas se ha ido resquebrajando, como los icebergs y los glaciares. Un hombre desnudo, sentado, con la cabeza apoyada en su puño. No solo aislado de su entorno. Sentado, desprendido de su cuerpo. Absor- to en sí mismo. No sé qué quiera decir hoy pensar. Pero sé que ese modelo ya no se sostiene. Pensamos al andar. Pensamos al conversar y soñar. Durante los sueños, al caminar o nadar, no pocas veces las ideas aparecen. Pensamos in- cluso por bacterias que habitan en el intestino, que se ha dado en llamar el segundo cerebro. Pensar tiene que ver con interactuar de una manera compleja. Y de una manera compleja supone un equi- librio mutante entre eso que llamamos activo y lo que suponemos pasivo. Si somos un hato en constante mutación, ¿qué quiere decir pensar, sentir, actuar? Siempre hemos sabido que los seres humanos reque- rimos de otros seres humanos para poder sobrevivir.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx