La música de las bibliotecas: política y poética de un espacio público, hoy

142 ahí, pero ahora el progreso de la ciencia y la tecnología, que en cierta forma permitió el rápido avance de la pan- demia y las vacunas, nos lo confirma. ¿Podemos ignorar los diversos sistemas que conviven en el universo y en cada uno de los seres humanos? Han muerto más de dos millones de seres humanos en el mundo entero. Frente a los más de 7000 millones de individuos que hoy conforman la humanidad, es un costo biológico muy reducido. Mucho menor que el de otras pandemias históricas. Pero la supervivencia y la muerte asociadas con el desarrollo se han vuelto temas de conversación. Bienvenido el contrapunto en un en- torno que ha pretendido desterrar a la muerte, el dolor y el aburrimiento. Insisto, el coronavirus pudo haber sido un accidente, pero la velocidad de expansión de la pandemia no. Está directamente vinculada con lo que hemos construido y destruido. Y, por tanto, con ese genial invento que es la escritura, en el sentido amplio que relaciona las muescas que se usaban hace más de 30 000 años para hacer cuentas, con los pictogramas, los glifos, las letras y las notaciones algebraicas y musicales: aquellas señales que en un momento se fijan en un medio determinado, de una tablilla de arcilla a un cuaderno de papel, de un trozo de cuero a un disco de vinilo o un disco compues- to por circuitos capaces de reproducir sonidos, imáge-

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