La música de las bibliotecas: política y poética de un espacio público, hoy

138 ¿Será que desde cierta perspectiva no hay difuntos, doctos o no? Las bibliotecas públicas son o pueden ser espacios pri- vilegiados para la conversación inter- e intrasubjetiva. O al menos eso habían sido esos espacios extraños en los que tanta gente extraña se sentía en casa y, a la vez, diferentes de sí. ¿Podrán seguir siendo eso? Principios, recomienzos y finales Todas las instituciones que nos dan estabilidad mutan. Todas: lo mismo las familias que las escuelas, las iglesias, las empresas o los estados. Desde luego, también las bi- bliotecas. Todo lo que permanece tal cual ha sido cuando su entorno ha cambiado, en realidad, empieza a morir por aferrarse a la vida. Lo que (tal vez, segura o difícilmente) no desapare- cerá será la fragilidad que nos hace depender de otros (a la que responden con su sostén la familia y los amigos). El deseo (y la necesidad) de aprender y enseñar (que dio origen a la escuela, los talleres en los que compartían maestros y aprendices). La angustia y el deseo de estar

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