La música de las bibliotecas: política y poética de un espacio público, hoy
134 importancia reflexionar sobre la apertura que menciona Quevedo. Doy por sentado que mis reflexiones sobre la apertura de la que habla Quevedo responden a mi tiempo, en el contexto actual, tan cargado de muerte. Y que pueden hacer decir al soneto de Quevedo cosas que él jamás hubiese imaginado. Escuchar con los ojos a los muertos, eso es lo que Quevedo confesaba realizar en su torre, refugiado; ahí, apartado del mundo, de la política que lo apasionaba, le permitía vivir la política que puso en peligro su vida o, al menos, su libertad. Quevedo se apartó y se refugió en su torre. Lo mis- mo hizo otro gran apasionado de la política, Michel de Montaigne, Miguel de la Montaña, con quien Queve- do tuvo una relación de entraña. Ambos se interesan por todo y lo conjugan en múltiples registros. Ambos conversan y traman. Solos y retirados, con los vivos y con los muertos, enamorados de la vida. La biblioteca para ambos es una pausa. La conversación, una forma de vivir 26 . 26 Una hermosa introducción a Montaigne, que es a la vez una espléndida relación de la vinculación entre los dos Migueles, es el artículo «Lectores de Montaigne», de Vicente Molina Foix, publicado en Revista de Libros el 10 de noviembre de 2015, dis- ponible en https://www.revistadelibros.com/articulos/ensayos- de-montaigne
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