La lectura de los afectos: imaginación y empatía como prácticas de autodescubrimiento en el lector escolar
62 textos narrativos. Por un lado, la identificación empática que corrobora; y, por otro, la construcción de un «mo- delo mental de los demás» que se amplía desde el extra- ñamiento (Oatley, 2012, p. 18-19). De alguna forma, estas equivaldrían a las dos corrientes que desde Platón y Aristóteles vienen reapareciendo, como ha observado James Wood, al categorizar las narrativas dramáticas: la mímesis —la verificación de lo real—; y la cuestión de la empatía, es decir, la corriente que se enfoca, bajo el anhelo de la proyección de una anagnórisis , en la iden- tificación empática con los personajes (Wood, 2008). Sin embargo, existe una tercera función —en nues- tra opinión, vertebral— al momento de valorar el alto grado de importancia que tiene la literatura como un proceso de subjetivación en los jóvenes: esa función ex- tratextual que nos permite evaluar las experiencias que adquirimos y, al mismo tiempo, cotejarlas con las de los demás a través de un proceso de «desdoblamiento» que nos recuerda que necesitamos siempre de otros sujetos para constituirnos en individuos (Hall, 2011, p. 16). A propósito, el sociólogo Thomas J. Scheff sostuvo que uno de los beneficios que tenían las ficciones sobre la psique humana era contribuir a que las personas evoca- ran, a través de la lectura, ciertas memorias emocionales no procesadas en su totalidad. De esta forma, dichos recuerdos podían pasar a ser revividos con suficiente dis-
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