La lectura de los afectos: imaginación y  empatía como prácticas de autodescubrimiento en el lector escolar

21 propias de la escuela. De hecho, muchas veces, esta tarea de acompañamiento es percibida por los docentes como una actividad ajena a la escuela, como si, por ejemplo, esta última y las bibliotecas extraescolares fuesen espa- cios diferentes y aislados entre sí. La tarea, en cambio, pasa por encontrar formas de socializar las prácticas de apropiación del texto sin que las actividades vinculadas a la misma terminen por invadir una zona de refugio y ocultamiento que históricamente ha estado asociada al proceso de construcción de la subjetividad de las perso- nas (Petit, 2001). El libro, entonces, como instrumento de emancipa- ción es, al mismo tiempo, una metáfora de la escola- rización y de la ciudadanía, de la socialización y de la soledad, de la libertad y de la prohibición, de la instruc- ción y de la evasión y del ensueño. En este dominio am- bivalente, el del derecho a la autonomía y a la cultura, la evaluación tradicional resulta imposible sin alterar o irrumpir en cierto ámbito personal que precisa ser pre- servado o que aspira a mantenerse fuera de la influencia de la escuela. Pero ¿es acaso negativo que una práctica semejante deje de lado criterios de medición y califica- ción como sí ocurre, en cambio, con otras destrezas? Es obvio que no. Dicha imposibilidad, por el contrario, no debería ser percibida como algo extraño en el proceso de enseñanza-aprendizaje. De acuerdo con Lerner, «el

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