La frontera disputada

diversificación productiva que cortara modelos dependientes de la exportación de materias primas. Para evitarlo, los ministros estudiaron detenidamente el tema y citaron a un grupo de expertos, entre los que destacó el economista Javier Silva Ruete, quien expuso ideas cruciales que convencieron a Velasco y a sus ministros. La estrategia peruana queda definida, se apoya en la programación industrial y en las partidas excluidas. Por ejemplo, el Perú obtiene derechos preferentes para desarrollar el área petroquímica y las actas contienen abundante información sobre las propuestas para atraer a Bolivia a un proyecto binacional. Así, se suponía que la petroquímica quedaría reservada para una planta por ser desarrollada en el sur del Perú y que ningún otro socio instalaría una petroquímica competitiva. El mercado ampliado quedaba reservado puesto que el producto se vendería sin aranceles en todos los países socios51. A la vez, los países socios no quedan obligados a desgravar todos los productos de los demás, solamente algunos; los demás bienes quedaban consignados en listas de excepciones. Los países más retrasados tendrían mayores excepciones, para progresivamente ir equilibrando su comercio exterior. No se quería consolidar dependencias entre los socios, sino propiciar el desarrollo colaborativo. Vistos desde la perspectiva materialista de nuestros días, muchos de los objetivos de Velasco y del mismo Pacto Andino lucen bastante utópicos. Para trasladar a política interna este importante tratado internacional, el gobierno de Velasco creó una institución pública especialmente diseñada, llamada la Oficina Nacional de Integración (ONIT), que debía coordinar con los ministerios que guardaran relación con la problemática. Con el fin de conferirle autoridad, esa nueva entidad estatal fue incorporada al consejo de ministros y a su cargo se colocó a un mayor general de la Fuerza Aérea bastante dinámico, Luis Barandiarán Pagador52. El general Barandiarán expuso su planteamiento en la sesión del 2 de junio de 1970. En esta oportunidad realizó una crítica al modelo primarioexportador, subrayando que con base en las divisas que generó este modelo durante el periodo anterior —con el cual los militares estaban rompiendo— se había instalado una industria de ensamblaje, que importaba bienes semielaborados y los terminaba de producir localmente. Ese esquema productivo le parecía sumamente inconveniente, porque no lo juzgaba capaz de sostenerse en el tiempo. Dependía al 100% de divisas producidas por la exportación de materias primas, que en el pasado se 99

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