En efecto, durante este periodo se pusieron en marcha dos proyectos complejos de colaboración entre Estados en el terreno internacional: el Pacto Andino y el Consejo del Cobre, conocido por sus siglas como CIPEC. Asimismo, en este lapso se redoblaron acciones en el terreno de las 200 millas y la defensa nacionalista de la pesca contra las acciones depredadoras de las compañías y gobiernos extranjeros49. Así, los años finales de los sesenta y el comienzo de los setenta del siglo pasado muestran bastante colaboración entre los Estados de Perú y Chile. Este periodo entra en cuestión bajo Allende y se viene abajo abruptamente cuando Pinochet toma el poder en Chile en 1973. A partir de entonces sobreviene el rápido deterioro que exploran estas páginas. El Pacto Andino había sido acordado en 1966, pero no se implementó inmediatamente, sino que fue puesto en marcha recién en 1969; en el caso peruano, correspondió a iniciativas adoptadas por el gobierno de Velasco. Al respecto, en sus primeros meses se debatió intensamente el tema de la integración andina, con el fin de ganar tiempo para proponer una propuesta compleja que tomara en cuenta las asimetrías entre los países50. Las actas muestran que el gobierno peruano entendía que Chile y Colombia gozaban de mayor desarrollo económico, que el Perú era intermedio y que Bolivia y Ecuador se hallaban a la zaga. A partir de ello, los responsables peruanos temían que Chile y Colombia impusieran una integración basada en los logros alcanzados hasta ese entonces. De ese modo, los favorecidos hubieran sido necesariamente quienes dispusieran de mayor desarrollo industrial y la integración andina reproduciría las diferencias; en vez de lograr un desarrollo armónico e intereses comunes entre los socios. Esa integración rechazada era exclusivamente comercial, porque los ministros peruanos pensaban que se sustentaba en el aparato industrial realmente existente, y por lógica hubiera sido en beneficio de Colombia y Chile. Por ello, Velasco y sus ministros van a proponer una integración basada en los planes de desarrollo a futuro, sobre todo en propuestas industriales. En ese sentido, ciertas áreas económicas se reservarían para cada país socio y la integración andina incluiría el planeamiento; es más, sería fundamentalmente un proceso montado sobre dichos planes de desarrollo. Por ello, era notorio el interés del gobierno peruano por la programación industrial, asimismo, por los sectores que se asignaran a cada país y los plazos para su ejecución. El Perú de los militares temía quedar rezagado y perder una nueva oportunidad para la modernización, percibida como 98
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