Cabe por ello reflexionar brevemente sobre el tratamiento brindado a este acontecimiento no solo en el Perú sino en toda la región, principalmente en el nivel de la historia escolar, la que lo ha subdividido en varios relatos nacionales parciales cuando se trata de un único proceso. La explicación de esta particularidad historiográfica responde más a la política de los Estados que emergieron como resultado de la derrota española que a los eventos recreados en la narración. Estos últimos responden, más bien, a una dinámica regional/continental compleja, inserta en un escenario mundial también específico y particular. Ciertamente, existe todo un desarrollo historiográfico sobre los aspectos regionales, ideológicos, sociales, etcétera, de la emancipación hispanoamericana, pero nos preocupa que su narración aún no haya saltado a la colectividad y al conocimiento cotidiano. De este modo, la percepción corriente e imaginarios de la independencia hispanoamericana remiten aún al enfoque de historias nacionales que, año tras año, se reproducen y trasmiten a la colectividad a través de las escuelas sudamericanas. A pesar de ser la expresión del modelo historiográfico que acabamos de explicar, la historia nacional peruana, como todas las demás, se escribe también sobre la base de sus especificidades, las que se establecen a partir de la dialéctica entre los eventos y su narración escrita. Para el caso peruano, un tema de estudio fundamental para comprender su narrativa histórica es la Guerra del Pacífico y su secuela. Aquella le asigna al «otro» (Chile), que es el coprotagonista de dicho relato, el rol de agresor o de villano en dicha conflagración. Dado el impacto de este acontecimiento en la sociedad peruana, el mismo papel se le aplica por defecto a Chile en otros acontecimientos en los que no se le permitirá representar un rol diferente. Es por eso que se le minimiza o excluye. Es dentro de este marco que Rubén Vargas Ugarte presenta a la sociedad chilena como conservadora, fidelista y adversa a la causa patriota. Parte su descripción de Chile con una subvaloración de la Capitanía General y un cuestionamiento a su vocación separatista. Así pues, Chile es solo una escala en el trayecto de la expedición libertadora de San Martín, cuyo objetivo no era otro más que el Perú, mientras que los chilenos habrían sido indiferentes no solo ante la emancipación peruana sino también frente a la propia. Así, un mito similar al de la independencia concedida de BonillaSpalding (1972) se transfirió a Chile antes de que dichos autores lo formulasen para el caso peruano. Habida cuenta de que el vecino país sí 89
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