emancipadora de la población limeña, el padre Vargas lo refuta explícitamente aludiendo una presunta contradicción en la interpretación del célebre historiador tacneño. La respuesta de Vargas Ugarte se desarrolla en la siguiente cita: Si esto podía decirse un año antes del desembarco de San Martín en Paracas, con más razón habría que repetirlo en los últimos meses de 1820. Así en el Archivo San Martín como en el de Paz Soldán se hallarán muchas de las comunicaciones dirigidas por los patriotas de Lima, en todas las cuales late el mayor entusiasmo por la causa de la independencia. No solo Riva-Agüero, Silva, Berindoaga o D. Mariano José de Arce, personas bien conocidas por su adhesión a la causa, sino otras muchas que sería prolijo enumerar. Basadre que enumera la asombrosa actividad de Riva-Agüero y los múltiples medios de que se valió para desconcertar a los realistas, favorecer la deserción y hacerse de partidarios, pudo muy bien advertir que toda esta labor no podía materialmente haberla llevado por sí solo y que, por fuerza, debió contar con la cooperación de muchos buenos patriotas (Vargas Ugarte, 1966, p. 91). Resaltar la participación de los limeños en la independencia es muy importante para Vargas Ugarte. Por ello, al refutar a Basadre, el S.J. no solo contradice sus argumentos sino que observa las fuentes utilizadas por su eventual oponente. Al respecto, denuncia que Basadre, habiendo revisado muchas fuentes de primera mano, no las interpretó de manera adecuada. Además, apela al recurso del sentido común y propone que un proceso de la envergadura de la Independencia no pudo ser llevado a cabo por un puñado de personas, sino que debió suponer una mayor participación por la logística que requería un evento histórico de tal magnitud. El último punto que desarrolla Vargas Ugarte para sostener la tesis de la decidida participación de los peruanos en su independencia refiere la estrategia que empleó San Martín para lograr nuevos adeptos. Si bien el autor admite que existió una facción peruana cercana al bando realista, propone al mismo tiempo que, durante su estadía en Chile, el libertador diseñó una estrategia que permitió a los peruanos abrazar paulatinamente la causa patriota. Al respecto, el padre Vargas nos dice lo siguiente: No era partidario San Martín de un levantamiento intempestivo y aconsejaba más bien que se vayan ganando los ánimos, con la promesa de los bienes, que les traerá la patria (1966, p. 65). Este plan fue anunciado el 1 de enero de 1819 y no buscó la confrontación directa sino ganar los «corazones y mentes» de los peruanos 87
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