La frontera disputada

independencia. Más influenciado por renovadas corrientes historiográficas como Annales, un joven Jorge Basadre afirmó: Que en Lima no fue muy ardoroso el entusiasmo emancipador como lo revelan varios documentos de la época publicados en la correspondencia del General San Martín (2002[1929], p. 64). Con estas palabras, Basadre recuperó la tesis de la limitada participación de los limeños en la independencia del Perú que anteriormente había planteado Bartolomé Mitre. Vargas Ugarte refutó presto la afirmación del joven Basadre sobre la participación limeña en la independencia del Perú bajo el argumento de que los criollos limeños apoyaron a las fuerzas sanmartinianas desde 1819. En marzo de ese año, el libertador envió a sus emisarios José García y José Fernández —ambos limeños— al Perú con el fin de establecer contactos con los patriotas locales y sentar las bases de la causa independentista, objetivo que, según Vargas Ugarte, se habría cumplido45. El arribo a la antigua capital virreinal de los referidos mensajeros habría motivado a los separatistas y multiplicado las adhesiones a su causa, como afirma en la siguiente cita: [García y Paredes] en la capital entraron en relación con un buen número de patriotas, como el citado D. Jerónimo Espinosa, que los ayudó con 500 pesos; con Riva-Agüero, que les proveyó ropa y obsequió cien pesos; Remigio Silva, Joaquín Mansilla, Pedro Rodríguez, hermano de D. Toribio, Rector del Convictorio Carolino, un fulano Castro y otros. En los días que estuvieron en Lima hicieron a caballo una excursión a Ancón a fin de traer proclamas y se encargaron de esparcirlos por toda la ciudad Riva-Agüero, D. Manuel Fonseca, D. Mateo Aranda y su hijo Domingo, Castro y Remigio Silva (Vargas Ugarte, 1966, p. 66). Según refiere la cita anterior, muchos limeños se contactaron con los emisarios de San Martín, cuyo objetivo era ganar nuevos adeptos al ideal emancipador. Al respecto, Vargas Ugarte, destaca el apoyo logístico (ropa y dinero) ofrecido por los capitalinos a los representantes del libertador y su empeño en captar nuevos adeptos a través de la difusión de las proclamas sanmartinianas que se volantearon y difundieron por toda la ciudad. En su narración sobre la Independencia, Vargas Ugarte busca sentar el imaginario de la abierta y mayoritaria participación peruana en la gesta separatista. Al toparte con la visión de Basadre, que cuestiona la vocación 86

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