las historias nacionales, siendo redactadas muchas veces en función de los objetivos del Estado en las distintas coyunturas políticas que les ha tocado vivir. Como sugiere Daniel Parodi, de esto depende la «selección de los acontecimientos a ser difundidos [en los centros de enseñanza], en la interpretación [de las causas y sus consecuencias], y en la evaluación de los personajes destacados» (2010, p. 31). No es casual, entonces, que en el Perú esta memoria esté presente en la deliberación y las decisiones políticas nacionales, especialmente los que tienen que ver con las relaciones con Chile. El segundo factor es la revitalización de los contenidos centrales de esta memoria histórica para explicar las experiencias contemporáneas de disputa y desacuerdo ocurridas entre ambos países en las últimas décadas. Algunas de estas experiencias son particularmente sensibles en el Perú y ayudan a entender la permanencia de la alta desconfianza en todos los grupos de edad. Sin embargo, como veremos después, otras experiencias de solidaridad en situaciones de catástrofes o necesidad inmediata, complementariedad de intereses, intercambio comercial y migración han fortalecido vínculos y generado terrenos comunes que están en la base del incremento en la confianza, particularmente entre los grupos de edad más joven. Entre los hechos que alimentan la desconfianza se encuentra la denuncia de venta de armas de Chile a Ecuador durante el denominada Guerra del Cenepa, que enfrentó militarmente al Perú con Ecuador los primeros meses de 1995. Los enfrentamientos se sucedieron en un territorio de difícil acceso y no totalmente delimitado. El gobierno chileno, en ese momento bajo la presidencia de Eduardo Frei, vivía un proceso de transición a la democracia, y el general Augusto Pinochet continuaba siendo comandante general del Ejército. Lo cierto es que en pleno conflicto militares chilenos entregaron armas a Ecuador cuando estaba vigente un embargo de dicho material bélico a los dos países enfrentados, siendo además Chile un país garante del Protocolo de Río de Janeiro, junto con Brasil, Estados Unidos y Argentina. Chile argumentó en un inicio que esta venta de armas ya estaba pactada meses antes del inicio del conflicto entre Perú y Ecuador y que la entrega fue inmediata, aunque luego con las evidencias se presentaron en 1995 las excusas del caso mediante el subsecretario de Relaciones Exteriores, Mariano Fernández al embajador peruano de entonces, Alfonso Rivero. 38
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