La frontera disputada

Naturalmente, esta tarea desbordaba a los gobiernos y requería estimular los contactos y eventos que las organizaciones de la sociedad civil decidieran autónomamente emprender. Sería largo enumerar aquí la multiplicidad de reuniones y pronunciamientos de personalidades intelectuales (encabezadas por Jorge Edwards y Mario Vargas Llosa), universidades, organizaciones empresariales, sindicales, de periodistas y dirigentes sociales de las zonas de frontera que contribuyeron a generar esta atmósfera de conocimiento recíproco y diálogo entre chilenos y peruanos15. Una tercera medida que importa registrar fue la del diálogo permanente con el Congreso de la República, las regiones, los medios de comunicación y las universidades. La Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, crítica en otros aspectos, respaldó y enriqueció siempre el trabajo en esta materia principal. Hubo incluso un subgrupo de seguimiento del proceso en el seno de dicha comisión que permanentemente puso en evidencia auténtico interés y genuina voluntad de colaboración en un asunto de tanta trascendencia para el país. A ello se suman los numerosos eventos de explicación y esclarecimiento que se realizaron en distintas ciudades del país (principalmente en las universidades) y el trabajo a cargo de Santiago Pedraglio16, destinado a hacer el seguimiento cotidiano de la opinión pública y empapar a cada uno de los medios de comunicación peruanos en los diversos aspectos del diferendo y en los procedimientos de la Corte. Igualmente se realizaron diversas reuniones con los integrantes del Grupo Basadre y otros grupos intelectuales y sociales que opinaron a lo largo del proceso, varias veces en forma crítica. Estos diálogos se caracterizaron por el respeto recíproco, la cordialidad y la utilidad. En fin, he querido destacar aquí tres elementos —la continuidad y el consenso, el diálogo binacional y la transparencia— que, sin ser los únicos, me parece que conviene retener a la hora de evaluar el ejercicio de estos años. ALGUNAS DIFICULTADES Como ya se ha señalado, durante el proceso oral ante la CIJ, ambos países tratamos de mantener, y en lo fundamental mantuvimos, una atmósfera de cordialidad y respeto. Sin embargo, hubo varios momentos de tensión, algunos de los cuales merecen registrarse. 14

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