La frontera disputada

Hoy día sabemos que la tensión militar se prolongó durante el resto de la década, aunque sin llegar a los niveles de alarma guerrera de 1975. Pero queda claro que el gobierno de Velasco sabía que la guerra no estaba cerca. Bolivia había abierto sus cartas y no buscaba un conflicto con Perú, sino que estaba interesada en cultivar su voluntad, para que aprobara el corredor. Por su lado, Chile garantizaba que no habría ataque preventivo ni tampoco guerra por un casus belli inflado. De este modo, en realidad, el peligro fue reducido y las actas sugieren que la decisión adoptada por el Consejo de Ministros de Velasco fue una forma de estar preparado para una posibilidad que no se juzgaba como deseable ni inminente. En otra sesión, el general Vargas Prieto presentó un equipo que había elaborado varias hipótesis para posibles casos de conflicto108. Su reflexión analizó la posición diplomática de Chile y el Perú y especuló con la influencia que tendrían en el concierto internacional en caso de una guerra entre ambos. De acuerdo a esa postura, el Perú gozaba de mejores apoyos en Naciones Unidas, mientras que Chile tendría mayor sostén en la OEA y también en Sudamérica. En segundo lugar, se desarrolla el capítulo militar. A este respecto el informe fue muy directo. Según su planteamiento, de haber un conflicto, este sería corto; el parque militar se agotaría rápido y ambos contendientes dependerían de sus abastecimientos. Así pues, Chile tenía una línea más segura, porque Brasil y EE.UU. lo apoyarían así sea subrepticiamente. Mientras que el Perú estaría en defensiva estratégica, porque su línea de abastecimiento con la URSS estaba «mediatizada». Asimismo, el informe a los ministros peruanos subrayaba que el Ejército de Chile estaba en capacidad de realizar acciones ofensivas en cualquier momento. Por ello, no creían que se encerraría a defenderse, sino que habría de avanzar agresivamente en caso de conflicto. La exposición del general Ernesto Leyva es muy reveladora del trasfondo político de los planes militares. En cierto momento, este general señala las razones por las cuales existe una posibilidad de guerra. Sostiene Leyva que Chile había roto sus compromisos en todos los terrenos que lo vinculaban con el Perú. Así, señala explícitamente el Pacto Andino, el CIPEC y las 200 millas como puentes que habrían sido cortados con intencionalidad. Según su parecer, había posibilidad de guerra porque los intereses comunes se habían quebrado. Sin embargo, ningún militar peruano era optimista ni quería lanzarse a la acción. La aventura guerrerista estaba fuera de su pensamiento. Por el 122

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