Ese era otro problema que las actas permiten adivinar. Desde su enfermedad, Velasco se había vuelto irascible. Lo ganaba la cólera y quería resolver todo de una manera expeditiva. Por ello, el periodo que estamos presentando está lleno de deportaciones y clausuras de medios de comunicación opositores. Especialmente Enrique Zileri y la revista Caretas concentran el enojo del conductor de la revolución. Hasta problemas minúsculos podían volverse un tema político. Por ejemplo, el periódico La Prensa publicó un boletín turístico promoviendo a Chile como destino. Ese simple hecho motivó acaloradas discusiones entre los ministros y dio pie a una forzada interpretación del presidente sosteniendo que era propaganda subliminal. Asimismo hubo un incidente por un libro para escolares que incluía el mapa e informaciones históricas de Chile, hasta que se descubrió que era el remanente de una edición preparada originalmente para el país sureño101. Así, los dos años finales de Velasco conllevan una seria crisis de gobernabilidad. La sociedad nunca lo había aceptado del todo, pero definitivamente en este periodo se aleja de su proyecto y lo resiste en diversos terrenos. Por ejemplo, la enorme protesta de 1974 por la estatización de los diarios fue un momento alto de la lucha democrática liderada por sectores de clase media y alta. De otro lado, los sectores populares también manifestaban su descontento. El creciente número de huelgas expresaba que las expectativas de los trabajadores eran altas por el discurso que manejaba el gobierno, pero que estaban insatisfechas porque no había mayor participación popular y los salarios estaban empezando a caer, después de haber alcanzado sus mejores niveles históricos. Al final, Velasco había perdido sintonía con el conjunto de la sociedad civil y encontraba rechazo en los diversos actores sociales. Asimismo, el gobierno estaba aislado en la escena sudamericana y temía una arremetida conjunta de Chile y Bolivia. Ante esta situación, Velasco y sus ministros prepararon sus cartas, consistentes en un plan para contener a Chile y una ofensiva diplomática para aquietar a Bolivia. EL DESENLACE La posición del gobierno peruano se construyó luego de una importante conversación entre el presidente Velasco y el responsable del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el general EP Óscar Vargas Prieto, quien expuso sus ideas en tono alarmista. Según Vargas Prieto, existía 119
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