partidarios de tirar todo por la borda. En efecto, han de argumentar que es preferible dejar sin efecto el mismo pacto. Así, uno de los instrumentos principales del modelo velasquista estaba desmoronándose. En el seno del gobierno se abría paso la idea que en alguna medida la crisis del Pacto Andino era profundizada intencionalmente por Chile. La quiebra del Pacto Andino venía precedida por el violento retiro de Chile del Foro de los Países No Alineados (NOAL). Para Pinochet este especio era una maniobra del comunismo para atraer países que se alejaban de la órbita estadounidense. Por el contrario, el Chile de Pinochet solo pretendía levantarse como la apuesta sudamericana de EE.UU. y del bloque occidental en su lucha contra el comunismo. Mientras que, hasta el final de sus días, el NOAL fue una apuesta estratégica de Velasco revestida de especial importancia. Incluso, como es conocido, la caída de Velasco en 1975 se produjo durante una conferencia en Lima de los NOAL, que fue inaugurada por un presidente peruano, Velasco, y clausurada por otro, Morales. En octubre de 1974, una reunión del CIPEC tampoco contribuyó a mejorar los ánimos. Los precios del cobre estaban por los suelos y se buscaban mecanismos para hacerlos subir. Una propuesta era intervenir en la bolsa, comprando y vendiendo, pero esa opción implicaba una inversión que el Perú no quería realizar. Por otro lado, una segunda medida posible era reducir la producción, apostando a la insuficiencia de la oferta para subir los precios en el mercado. Esa segunda opción era del agrado del gobierno peruano y no así del chileno. Chile estaba en mala situación económica y no le convenía ninguna reducción, sino todo lo contrario. Con este disentimiento, se caía otro de los vínculos institucionales de largo aliento montados por los Estados de Chile y Perú98. En diciembre de 1974 se produjo una reunión en Lima y Ayacucho para celebrar el sesquicentenario de la batalla que selló la libertad de Sudamérica. Por ese motivo, un pequeño grupo de presidentes y los representantes del resto de mandatarios firmaron un documento que entre otros puntos planteaba el tema de la mediterraneidad boliviana. Ese documento reabrió las negociaciones alrededor de un corredor para que Bolivia obtenga salida al mar. El caso es que el representante de Pinochet, después de una ardua negociación, firmó también el documento, en lo que se consideraba entonces como el mayor avance boliviano en resolver su centenario encierro. 117
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