comunismo. Hasta el final de sus días, a sus ojos, la simpatía por el comunismo desacreditaba a sus portadores. Asimismo, aunque Allende era militante del Partido Socialista, el Partido Comunista Chileno tuvo una significativa participación en la Unidad Popular. Por ello, para Velasco, el marxismo identificaba al socialismo chileno con el comunismo. El problema era el marxismo de Allende, porque esta era una doctrina inconveniente para nuestros países. Tanto desde el punto de vista ideológico, puesto que era extraño a las tradiciones de nuestro continente, como también desde el punto de vista práctico, porque nos sumergía en las contradicciones de la Guerra Fría, obligándonos a tomar partido, cuando lo conveniente era ubicarse con los países no alineados y jugar una carta tercerista68. Es cierto que el gobierno Velasco simpatizó con Cuba, pero tardó en reconocer a la isla; antes reconoció a la URSS y a China. Los militares peruanos tuvieron que explicarse a sí mismos el problema de Cuba y su apoyo a las guerrillas de los años sesenta, que ellos habían combatido como oficiales del EP. Es más, en 1965, cuando estallaron los alzamientos tanto del MIR como del ELN, varios militares destacados habían trabajado en el servicio de inteligencia del Ejército. En realidad, los oficiales golpistas habrían salido de inteligencia antes incluso que del CAEM69. Pero sí es cierto que los ministros de Velasco acabaron apreciando la eficiencia del gobierno cubano y su conducta política fue interpretada como solidaria porque actuaba sin interés. En consecuencia, las relaciones entre ambos gobiernos fueron fraternas. Más adelante, el gobierno Velasco entabló una relación con la URSS destinada a comprar armamento, que veremos resultó crucial en el cuasi conflicto con Chile de 1975. Sin embargo, una cosa era comprar armas y otra eran los alineamientos ideológicos. Al respecto, el gobierno de Velasco no mostró mayor cercanía con el comunismo y en la primera entrevista de un ministro peruano con Allende, quien había ganado las elecciones pero aún no asumía, el general peruano le preguntó directamente si habrá presencia comunista en su gabinete. Al retornar a Lima, el informe a sus pares evidencia el alivio que experimentó cuando la respuesta del presidente chileno fue negativa. La antipatía contra el comunismo es recurrente en el Consejo de Ministros de Velasco. Algunos de sus integrantes llevan la voz cantante. Un ejemplo fue el entonces ministro del Interior, general Pedro Richter, quien desataría una verdadera caza de brujas buscando comunistas chilenos en el sur del Perú después del golpe contra Allende. Una 106
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