La Biblioteca Imaginada - Jardín para sembrar comunidades

10 parte, un espacio democrático donde se reconozcan sus derechos, donde se les permita debatir y dialogar con sus pares, donde puedan crear con total libertad. Ahora, el autor no nos habla de la construcción de una utopía o de algún sueño. Esta biblioteca se está construyendo en muchas partes del mundo, desde los países desarrollados hasta las comunidades más alejadas de África, desde el norte de Europa hasta la región más austral de Chile. También en nuestro país existen biblio- tecas imaginadas. Revisar sus experiencias y aprender de ellas, del impacto que pueden tener, es la tarea pendien- te para lograr que estas no sean casos aislados, sino la norma. Para hacer de los problemas y de las carencias una posibilidad; para sembrar, ahí donde no hay puntos de encuentro, puentes que conecten a las comunidades de manera abierta, gratuita, inclusiva y cálida. Este cambio, advierte el autor, no se dará de mane- ra automática y, mucho menos, si las bibliotecas no se acercan a las comunidades en las que se inscriben, si las siguen concibiendo únicamente como usuarios o bene- ficiarios y no como agentes activos de la transformación. No, «las bibliotecas deben estar inmersas en la vida coti- diana, palpitando en el corazón de la comunidad». La biblioteca imaginada es pues, lector, como un Aleph donde todos cabemos, donde se unen los tiem-

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