La abeja republicana edición facsimilar

cuales alentara la verdad. Rechazaba los juicios inspira– dos "por espíritu de partido", y cualquier proclividad a la adulación o la mentira. Y para hace'r evidente que su posición era libre y honesta, suponía que el opositor o el indiferente lo eran también de buena fe, y podían abogar con alguna eficacia en favor de sus concep– ciones: "Si estamos equivocados, convénzannos; con– testaremos a las objeciones que se nos hagan; nos retractaremos de nuestras opiniones si se nos prueba ser erróneas; y guardaremos un profundo silencio sobre las críticas cuyo blan– co sean nuestras personas". En forma lógica y coherente, los redactores de LA ABEJA REPUBLICANA hacen saber que su criterio no reconoce influencias ajenas; que no les ha sido sugerido por el interés o la pasión; y que sus asertos sólo refle– jan las conclusiones de una meditación íntima y silen– ciosa. En asuntos de trascendencia, cualquier comuni– cación amistosa o la simple participación en la vida so– cial parecían factores adversos al descubrimiento de la verdad. Y creemos que así lo consideró José Faustino Sánchez Carrión, cuando publicó sus famosas cartas so– bre el régimen de gobierno conveniente al Perú, y adoptó un seudónimo tan sugestivo como "El Solitario de Sayán": aparentemente, con el propósito de tributar el homenaje de su recuerdo al apartado pueblo donde halló paz y salud; pero definiendo con mayor intensi– dad el deseo de presentar sus deliberaciones como la expresión de un pensamiento doblemente puro, por ha– ber tenido su origen en Ías preocupaciones de un hom– bre solitario en un pueblo soledoso. Igual actitud asu– mió "Patricio", cuando expuso sus reflexiones en torno a los caminos que van desde la ambición hasta la tira– nía; y ofreció su versión de los hechos alusivos, desde la serenidad de su retiro -No. 26, del 31-X-1822-, porque "los espíritus dotados de razón e iluminados X

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