sentido, para que sea comprendida como la respuesta a la pregunta formulada. De esta forma, lo que los receptores hacen en una intercambio comunicativo es reconocer la intención con la que se está transmitiendo el mensaje y no simplemente decodificar el significado de una oración según su significado lingüístico. En este sentido, entender una expresión en contexto o uso no es solo decodificarla según las convenciones de un código, sino también averiguar la intención con que se dijo. Por ello, la poesía supone un dolor de cabeza para los traductores: saben el código, pero les cuesta reconstruir el contexto, que en el caso de un poema es hipotético2. Retomando nuestro problema, la comunicación será exitosa no cuando el oyente reconozca el significado literal del enunciado, al que accederá por los procedimientos algorítmicos que le permite su conocimiento lingüístico, sino cuando infiera lo que el hablante quiso manifestar; es decir, cuando establezca el denominado «significado del hablante» (Sperber & Wilson, 1994). En el proceso de comunicación, cualquier mensaje tiene, entonces, dos significados: a. El «significado literal», al que se llega luego de realizar un proceso de decodificación que se basa en el significado lingüístico de las palabras (el significado léxico) y las oraciones (su estructura temática). En otras palabras, el mencionado proceso toma como base el saber lingüístico; es decir, el conocimiento de la lengua que se está utilizando en el intercambio comunicativo. b. El «significado del hablante», al que se llega a través de un segundo proceso que dependerá del saber del mundo del receptor; es decir, de los conocimientos que este ha ido almacenando sobre su entorno y que idealmente comparte con el emisor. En otras palabras, después de estar en posesión del significado literal de un mensaje, el receptor debe hacer un ejercicio de inferencia para averiguar la intención con que aquel se produjo. Así, retomando el ejemplo: «¿Tienes hambre?» y su respuesta: «Estoy con indigestión», el emisor deberá utilizar sus conocimientos del mundo para entender lo que el receptor le respondió. Al darse la respuesta: «Estoy con indigestión», el receptor podría considerar que el emisor de tal mensaje ha comido en grandes cantidades y que está completamente satisfecho, incluso que lo ha hecho en exceso, por lo que debe interpretar 94
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