PRÓLOGO Quien abre las páginas de este texto y empieza a leerlo, puede tener la impresión de encontrarse con un libro que es varios libros y, si no es así, puede llegar a pensar que tiene ante sí varios intentos de hacer uno. Los cruces temáticos, las reiteraciones, los caminos paralelos, las desviaciones inconclusas, los espacios vacíos, las fronteras esquivas, los reencuentros, las frases engoladas, los estilos dispares, las intuiciones y un etcétera —no muy largo— pueden ocasionar que el lector sienta algo inusual: lee un libro múltiple o lee múltiples libros. No está mal, por cierto; en ocasiones, los buenos libros sueltan anzuelos que el lector encuentra donde menos lo espera y los toma mientras el hilo narrativo lo conduce en la dirección prevista por el autor. Algo de ello sucede aquí. La multiplicidad es explicable y natural en una colección de trabajos unidos por el interés de definir el sentido y el campo de la lingüística clínica. Lo anuncia el título con la palabra «introducción». Claro que no es igual proponer una introducción a una disciplina bien delimitada, autónoma, con nutrida bibliografía y la concomitante conciencia de un grupo de especialistas que reconoce estar unido por esa disciplina y concentrado en un objeto de estudio suficientemente perfilado, que una introducción a una disciplina — digamos— en construcción en nuestro país, una disciplina que nace demoliendo los muros que enclaustran ciencias con historia y un largo recorrido a cuestas. Precisamente, ese ejercicio de demolición expresa la necesidad de crear un nuevo espacio de diálogo interdisciplinario para atender hechos humanos concretos, no abstracciones ni juegos de salón, hechos urgidos de observaciones y análisis que convocan a perspectivas distintas, a conceptos y métodos diversos con la finalidad de entender y describir mejor la dimensión cognitiva y pragmática del lenguaje y, como si no fuera suficiente, corona esa orientación y ese diálogo interdisciplinario la posibilidad de contribuir a que vivan mejor seres humanos con alguna patología. Es, sin duda, en ese punto final donde la multiplicidad deviene en una unidad, siempre compleja e irrepetible: la persona; nosotros, seres humanos, seres pensantes, hablantes y sociales. La lingüística clínica existe en ese vértice y tendrá futuro en nuestro país si nos atrevemos a realizar el recorrido que sigue este libro y a tomar las 7
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