Introducción a la lingüística clínica

fuente. De esta forma, la fuente sería el lugar del tracto vocal donde se genere la onda sonora (cavidad glótica) y el filtro el lugar donde se modifique la onda debido a la resonancia (cavidad supraglótica). Los sonidos del habla se formarían a partir del cambio de posición de los órganos articulatorios, que produciría que las cavidades supraglóticas modifiquen su volumen y forma. Como estas cavidades de resonancia serían diferentes, crearían distintas ondas sonoras (Quilis, 1999). Por ejemplo, si la cavidad es pequeña, la amplitud de los armónicos sería de frecuencia más alta, por lo que resultaría un sonido agudo; en cambio, de ser la cavidad más grande, esta sería más baja y el sonido sería grave. Este conjunto de frecuencias reforzadas originará una concentración de energía acústica que se llamará «formante». Los formantes son resonancias propias del tracto vocal, por lo que están directamente relacionados con la configuración de las cavidades que se utilizaron para producirlos (Martínez Celdrán, 2003). Los formantes se encuentran en todos los sonidos del habla y permiten caracterizarlos. Por ejemplo, las vocales se diferencian acústicamente a partir de la frecuencia de sus formantes. En el caso de la voz masculina, la vocal [i] registra 313 Hz en el formante 1 (F1) y 2200 en el formante 2 (F2); mientras que la [u] tiene 349 Hz en F1 y 877 en F2 (Martínez Celdrán & Fernández, 2013). El F1 se relaciona con la altura de la lengua; es decir, si la posición de esta es alta o baja. F2, por su parte, se vincula con la posición anterior o posterior de la lengua. De esta forma, mientras más alta se encuentre la lengua al producir una vocal, menor será el F1 y, mientras más adelantada la lengua, mayor el F2. Por último, la fonética perceptiva se encarga de estudiar la audición e interpretación de los sonidos del habla. Este proceso consiste en convertir la onda sonora en impulsos que activen las fibras del nervio auditivo. Este nervio está conformado de 25 000 células ciliadas (fibras nerviosas), que constituyen el órgano de Corti, y su parte externa es la membrana basilar (Gil, 2005). Esta membrana reacciona de forma tonotópica al sonido; es decir, las frecuencias agudas se sienten en las partes externas del caracol y las graves, en las finales. Así, hay más células en frecuencias graves que agudas ubicadas al final, ya que estas se ubican al inicio. Por esa razón, se es más sensibles a las frecuencias bajas y, con la edad, se pierden las frecuencias agudas. La membrana basilar es más ancha al final que al principio y eso supone que pequeños cambios por debajo de 1000 Hz se detecten más fácilmente que cambios por encima de 12 000 Hz. Por esa razón, se requiere de mucha intensidad o volumen (dB) para poder percibir 83

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