rasgo de género femenino, la anáfora tiene el rasgo de género masculino. Aquí falla el requisito de concordancia. Es importante observar que, en el gráfico anterior, en 28b, «Miguel» precede linealmente a la anáfora «a sí mismo». Sin embargo, como ya hemos señalado, las operaciones de la sintaxis no tienen relación con la secuencia de palabras, sino con las relaciones estructurales entre los componentes de la oración. En 28b, la FD «Miguel» no c-comanda a la anáfora, pues su ubicación es bastante profunda en la FD sujeto. Otro caso en el que la relación de c-comando es evidente es en las oraciones que contienen «ningún», «ninguna», «nada», «nadie», etc. (Bosque & Gutiérrez, 2009). Cuando estas palabras aparecen en posición de objeto, siempre deben estar c-comandadas por la negación «no» (u otro elemento con carga negativa). Por esta razón, mientras en el gráfico 29 72
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